Después de un año sin volver por tierras aragonesas, me escapé un fin de semana a Zaragoza.
A pesar de haber vivido allà un par de años en mi infancia apenas recuerdo vagamente sus calles, por lo que cada vez que regreso es nuevo para mÃ; sus diferentes ambientes fundidos en un mismo espacio es lo que más me atrae, combinando las construcciones modernas de los últimos años con los elementos históricos de su gran pasado.
El propósito del viaje es el cumpleaños de Nicolle, pasando un par de tardes fotográficas adquiriendo conocimientos y sobretodo práctica; callejeando cámara en mano no puedo evitar la emoción de ir recordando pequeños rincones de algunas imágenes de mi niñez. Todo parece haber cambiado, pero mucha cosas siguen perpetuas ahÃ, como si apenas hubieran pasado dÃas desde aquella época en que tenÃa 9 años.
Esperando el atardecer al lado del rÃo, no podÃamos evitar tener una fotografÃa del Pilar envuelta por los colores que deja la última luz de sol. Al acabar la puesta, marchamos presionados por el constante viento fresco y las ganas de comer algo antes de regresar a casa y ver las fotos del dÃa.
Aprovechando la arquitectura moderna y un tanto industrial, era el ambiente perfecto para las fotografÃas que buscábamos; muchas localizaciones en un relativo pequeño espacio.
Paramos en un pequeño restaurante dejándonos llevar por sus coloridas hamburguesas y tazas de patatas, algo rápido y diferente antes de seguir el camino.
Al dÃa siguiente preparamos una sesión rápida por la zona de la Expo con Elena, aprovechando los diferentes escenarios e intensidad de luz del dÃa. La idea principal era aprovechar únicamente la luz natural, utilizando como mucho un simple reflector si fuese necesario.
Fue una tarde muy cálida sin apenas nubes, con el sol aún en lo alto por lo que era un pequeño reto de exposición.
*Si te interesa la fotografÃa y quieres saber un poco más puedes ponerte en contacto y consultarme cualquier duda en la que pueda ayudarte