Verdadera felicidad
BasÃlica de Buga
Recuerdos y más recuerdos no dejan de reaparecer en mi mente; en cada esquina observo detalles, preservados como si fuesen dos dÃas y no más de una década desde que recorrÃa de niño aquellas cuadras.
A los dos dÃas tras la llegada, cogimos una buseta destino Guadalajara de Buga; donde vivà la mayor parte de mi infancia colombiana.
Buga es la ciudad que más tengo presente en mi memoria; al volver a recorrer sus calles se me hacÃan cálidamente familiares.
Camino del centro no pudimos resistirnos y compramos unos cuantos pandebonos y buñuelos, además de jugos tropicales. fueron algunas de mis debilidades por aquellos dÃas, visitando la panaderÃa hasta 3 veces cargado con un par de bolsas en cada viaje. Pandebono y cámara en mano seguimos caminando con el clima tropical sobre nosotros.
A las pocas cuadras de llegar a la BasÃlica del Señor de los Milagros la emoción empezó a recorrer mi cuerpo; nunca creà que pudiese recordar tanto y con tal detalle, como si volviese a esa inocente mente y esos tiempos pasados; tiempos en los que mi abuelo me llevaba en bicicleta al colegio, en los que salÃa con mi primo a por mecato cuando conseguÃamos unos pocos pesos, en los que iba a jugar por mi calle y la BasÃlica, en los que toda la familia andábamos hasta el rÃo para bañar y hacer un sancocho en sus orillas...
Calles de Buga
Notaba como allà el tiempo avanzaba más pausadamente, como si apenas hubiera estado lejos y no hubiesen transcurrido los años. Todo resultaba cercanamente desconocido; parecÃa que aquel niño inocente nunca hubiese marchado.
Llegando a la casa tuvimos una sorpresa encontrándonos con un encantador vecino, el cual venia de pasear en bicicleta y se disponÃa a sentarse fuera. De comportamiento tranquilo aunque se note esa energÃa que tienen todo el tiempo, su mano tenÃa el tacto de la de un niño pequeño.
Apenas habÃan cambiado las cosas, parecÃa que se hubiese congelado todo durante este tiempo que estuve fuera.
Más adelante llegamos al parque Cabal. Allà pasé muchas tardes jugando, corriendo detrás de las ardillas y dando de comer fruta a las iguanas, las cuales bajan de los árboles y pasean a sus anchas.
Después de recorrer el pequeño parque nos sentamos mientras relajados disfrutábamos de un cholado sencillo por 1000 pesos (al cambio unos 30 céntimos). No dejaba de sorprenderme como todo seguÃa intacto; los puestos de cholados, los comerciantes ambulantes, los limpiadores de zapatos, los mayores que se reúnen para charlar y jugar al domino...
Tranquilidad en medio el bullicio
Pese a estar al lado del centro y siempre lleno de gente, es un gran lugar para relajarse y divertirse dando de comer a los animales. Las ardillas, iguanas, palomas, loros y murciélagos (durante la noche) conviven en ese espacio aportando mucha vida y sorpresas a quien lo visita.
Una vez de vuelta aprovechamos para comprar mango en uno de los puestos ambulantes que hay por el centro; cortado y pelado al momento por poco más de 30 céntimos se disfruta con el calor constante del Valle. Durante todo el año la temperatura se mantiene entre los 18 y 30 grados.
Queriendo observar toda la ciudad desde las alturas nos dirigimos al faro de Buga. En su entrada tuvimos un encuentro con 3 jóvenes los cuales parecÃa iban drogados por pegamento; con ellos traÃan un pequeño perro el cual decÃan les habÃan regalado, pero no podÃan mantener y menos darle la vida de calle que ellos llevaban. Tras una charla, por pena hacia el pobre e indefenso animal, acordamos comprarlo por 10.000 pesos, lo equivalente a unos 3⬠aproximadamente.
Con miedo en su pequeña mirada, lo llevamos a casa; de camino nos atrapó una repentina lluvia, refrescante para nosotros pero algo más peligrosa para un animal que no supera los 2 Kg. Acabó viajando dentro de nuestra ropa hasta que llegamos a nuestro destino, donde lo secamos y cuidamos. Aún seguÃa atemorizado por lo que acabó refugiándose la primera noche debajo del árbol de navidad, mientras poco a poco confiaba en su nueva familia.
Actualmente, su nuevo nombre es Apolo (buñuelito para los amigos), debido a su figurÃn. Después de acompañarnos durante el resto del viaje, vive feliz y consentido, como si de un niño se tratase.
Solo en los primeros dÃas de mi vuelta a Colombia, empecé a plantearme el precio e importancia de la vida y de la felicidad. Es verdad que viajar te cambia, te abre la mente y te enriquece.
La vida no se trata del trabajo continuo para sobrevivir que tanto se inculca en Europa, creyendo a ciegas en la estabilidad temporal inexistente en estas generaciones. No dejo de preguntarme como puede haber tanto contraste en el valor de una misma vida en diferentes paÃses no tan distintos.
La tranquilidad y felicidad del ambiente y su gente junto con la necesidad de muy poco, me aportan plenamente verdadera felicidad.
- buseta , bus de tamaño más pequeño
- Guadalajara de Buga , Municipio del Valle del Cauca, Colomia
- pandebono , pan de queso
- buñuelo , masa de harina de forma esférica que se frÃe
- jugo , zumo
- mecato , golosinas
- pesos , moneda de Colombia
- sancocho , caldo o cocido con gran variedad de ingredientes
- cholado , helado o ensalada de frutas compuesto por hielo picado, jarabes, frutas y leche condensada